Cuando al final todo encaja...
¿Las personas enérgicas y positivas son más felices? Creemos que hemos tenido suerte de que todo haya salido así: ¡el tiempo, las circunstancias y las personas! El resultado es una empresa de éxito con un ambiente armonioso. Lo que pasa con muchas historias de éxito es que solo conocemos la punta del iceberg. Me alegra poder contar la historia de Nina Mironova, propietaria de dos pastelerías en Kaliningrado, y cómo ha sido su camino hacia el éxito.
Esta historia arranca en 1999, cuando Nina Mironova se graduó en la universidad técnica de su ciudad natal, Vladikavkaz, y luego decidió irse a Kaliningrado. No quería trabajar como programadora y recordaba lo que más le apasionaba en la infancia: ¡las tartas! Ya de muy pequeña, Nina contemplaba embelesada cómo su tía Ethel elaboraba aquellas obras maestras. Todo era asombroso para la pequeña Nina: la magia de los ingredientes, el horneado, el olor y ¡la decoración! Nina quería hacer de su hobby su profesión, pero sus padres insistían en que hiciera una educación "normal". Cuando llegó a Kaliningrado, vio un anuncio para trabajar con un confitero que buscaba un empleado con experiencia y formación especial. Nina daba el perfil y la contrataron para trabajar en la producción.
Las circunstancias la obligaron a trabajar el doble de duro, casi sin días libres ni descanso. Pero Nina era muy trabajadora y fue ganando experiencia laboral. Después de algún tiempo, un maestro panadero entró a enseñarles técnicas y estándares de panificación. Nina escuchaba con atención, ávida por aprender. Absorbió los conocimientos como una esponja y, de inmediato, trató de ponerlos en práctica. Por eso, no tuvo ningún miedo a experimentar y elaborar nuevos productos. Gracias a la buena cooperación con los proveedores de la industria confitera, innovó el surtido de productos de forma constante y la empresa se convirtió en una referencia en el sector. Uno de los proveedores le pidió a Nina que trabajara como ingeniera de procesos, lo que le brindó grandes oportunidades en cuanto a capacitación, viajes y desarrollo. Unos años más tarde, Nina se convirtió en directora general en el sector de materias primas.
Por ello, tuvo que empezar en un nuevo lugar de trabajo. Asistió a formaciones, exposiciones internacionales y eventos sobre las últimas innovaciones y tendencias de la industria. Esta experiencia le ayudó a estructurar y planificar mejor su propio trabajo y plantilla de trabajadores, así como a gestionar mejor y revisar los contratos con los socios. En 2009, ya había sido nombrada directora adjunta y, en ese mismo año, se convirtió en la jefa de confitería de Factory Kitchen.
Después de tres años, volvió a trabajar de nuevo en el departamento de ventas con proveedores de materias primas y equipos para restaurantes. Continuó ahí hasta 2014 haciendo que todo fuera como la seda. Un día un cliente la llamó y le pidió reunirse personalmente con ella. Nina hacía negocios con dos cafés que no acababan de triunfar. El café no conseguía atraer a clientes, aunque el local era muy bueno. La dueña estaba cansada de pelear para conseguir clientes y, al final, decidió cerrar el café. Sin embargo, se acordó del entusiasmo y la perspicacia comercial de Nina y le pidió que alquilara el local. Como Nina no se esperaba semejante oferta, en un principio, tuvo sus dudas. El cliente le aseguró que no había ningún riesgo, así que le envió los contratos para que los estudiara e invitó a Nina a ver el local. Fue justo en este momento cuando todo lo que Nina había aprendido en los distintos puestos de trabajo le fue útil: los conocimientos técnicos le permitieron evaluar la producción y, sobre todo, averiguar por qué el negocio no acababa de funcionar, así como los puntos flacos de la gerencia. También pudo calcular correctamente los costes y revisar los contratos con los proveedores. Aún así, Nina todavía no estaba al cien por cien segura de aceptar la oferta. Fue entonces cuando visitó el local y vio que estaba equipado con los hornos de WIESHEU, y aquí ¡ya no tuvo la menor duda! En los primeros años el equipamiento se fue ampliando. Han pasado casi cinco años desde que Nina adquirió el negocio y ahora este es sinónimo de éxito. Nosotros hemos decidido preguntarle cómo se las arregló para, literalmente, revivir el café.
Entrevistador: Nina, ¿cómo valoraría la situación del negocio en el 2014? ¿Por qué no acababa de arrancar?
Nina Mironova: Creo que el principal error fue que la producción no era propia. Solo se importaban productos congelados de Europa. Y, en ese momento, los precios eran muy altos para los clientes del café.
E.: ¿Cuáles fueron los primeros pasos que decidió dar? ¿Qué le hizo apostar por un negocio que parecía hacer agua?
N. M.: Cuando vi los grandes hornos, las cámaras de fermentación y los congeladores, me di cuenta de que se podía trabajar muy bien con ellos. De lo contrario, no habría aceptado la oferta.
Cuando vi la zona de los alimentos congelados, tuve clarísimo qué género iba a ofrecer yo.
E.: ¿Cómo le ayudaron los conocimientos y la experiencia que tenía en tecnología y como gerente?
N. M.: Sin esa instrucción me hubiera sido imposible. Los primeros pasteles los hice yo misma. Me ocupé de reorganizar los precios y encontré proveedores de las materias primas. Solo estoy a favor de los productos naturales, sin agentes químicos ni conservantes, ¡y por el sabor! Debe haber muchos ingredientes y el producto debe estar recién horneado.
E.: ¿La producción está en un solo lugar? ¿En qué zona trabaja?
N.M.: Sí, tenemos un lugar de producción en el café central, que es donde se concentra la producción de pasteles y bollería. Justo lo que he aprendido toda mi vida. En parte producimos productos congelados y luego los horneamos en la tienda.
E.: ¿El horneado se hace con los hornos de WIESHEU?
N.M.: Claro, ese es mi principal tesoro, ¡para ser honesta! Y esto que digo no es peloteo, sino un gran reconocimiento para el fabricante. Los hornos jamás me han decepcionado durante las jornadas de trabajo. Son multifuncionales y podemos hornear sin problemas muchos productos; y eso no es tan fácil con otros hornos.
E.: ¿Y cómo son las tareas de servicio con estos hornos?
N.M.: Puedo decir con gran satisfacción que, a menudo, no es necesario ningún servicio; aunque siempre estoy en contacto con los representantes rusos y ellos han sabido estar a mi lado con palabras y hechos. Estoy encantada de trabajar con ellos ¡y eso también es importante!
E.: Nina, ¿cuáles son sus planes para el futuro?
N.M.: ¡Tengo grandes planes! ¡Vamos a abrir una pizzería a mediados de abril! ¡Siempre ha sido mi sueño desde niña! Estoy muy orgullosa del proyecto porque es como un pedacito de mí. La sala se encuentra justo junto a la confitería, que es perfecta para la producción. Ofreceremos pizza tradicional italiana. Por supuesto, también las vamos a hacer en los hornos de WIESHEU!
E.: ¡Un concepto de pizza muy interesante! ¡No me lo hubiera esperado!
N.M.: Durante mucho tiempo estudié diferentes técnicas para hacer pizza: viajé por Italia, observé, probé, comparé. Llegué a la conclusión de que la mejor pizza y la más sabrosa es la que se consigue justo con nuestra tecnología. Estoy segura de que los que vengan apreciarán el sabor único de cada pizza y, también, el diseño italiano tan acogedor que habrá en el nuevo local.
E.: ¡Le deseo sinceramente mucho éxito, prosperidad y nuevas ideas!
Entrevista con Catherine Starkova (traducida del ruso al alemán)